jueves, 1 de marzo de 2012

SETENTA PALABRAS PARA DESIGNAR LA LLUVIA


El idioma gallego contempla más de 70 vocablos para su nieve particular: la lluvia.

  Elvira Fidalgo, profesora de Filología Románica en la Universidad de Santiago, hizo su tesis sobre la formación de las palabras gallegas para lluvia. “Los términos de Galicia”, explica, “como en la mayor parte de las lenguas romances, parten del pluvia latino, que era el elemento específico que caía cuando llovía”. Está acción, la del “agua de lluvia que cae”, era inver, de donde deriva el nombre de la estación más fría del año. Los hablantes de las lenguas románicas fueron poco a poco inventando nuevos nombres para el mismo concepto y variaciones del mismo, “entrando en cuestión cosas como el aspecto del día, el ruido que hace el agua al caer o las metáforas”.

  Un ejemplo de esta variación metafórica en gallego sería el froallo, que según la Real Academia Galega es “una lluvia muy pequeña”. El término nace del latín floccum, que significaba una brizna de lana. Cuando antes se esquilaba a las ovejas y se aireaba la lana, esta soltaba un polvillo que se mecía blanco entre la brisa. “Esa imagen del polvo moviéndose”, dice Fidalgo, “ se trasladó a una lluvia que se pone a caer cuando hay rayos de sol y parece medio blanca”.

 El origen onomatopéyico se ve en el lexema bab-, origen en palabras como babuña (“lluvia débil”) y que “refleja el sonido que hacen los bebes cuando todavía no hablan y por la baba en sí”, que se traslada a “una lluvia muy finita, pegajosa pero no desagradable”. Otros ejemplos serían patiñeira o lapiñeira, en las que pat- y lap- imitan el sonido al caminar entre charcos. (Ver: Carlos Carabaña| yorokobu.es | 17-02-2012)